Cómo funcionan las calderas de condensación y por qué son las de más éxito

Cada vez se utilizan más las calderas de condensación y queremos conocer más sobre ellas, pues han revolucionado su sector.

Comenzamos por saber qué son esta clase de calderas, que son definidas como una tipología de calderas que funcionan mediante gas y que tienen un gran rendimiento, donde aprovechan el calor latente de condensación que hay en los humos resultantes de la combustión. Si atendemos a la definición de la Directiva de rendimientos 92/42/CE, a una caldera se la denomina de condensación cuando se diseña para condensar una buena parte de los vapores de agua emitidos por los gases procedentes de la combustión.

¿Cómo funcionan las calderas de condensación?

Lo primero que debemos saber es que, como nos confirman los expertos de calderas de condensacion madrid, esta clase de calderas se basan en el proceso de condensación. Aquí se produce un cambio donde la sustancia pasa de encontrarse en estado gaseoso como el vapor a estado líquido.

El cambio de fase lo que hace es generar una cantidad de energía denominada “calor latente”. El paso del gas a formato líquido va a depender, entre otros aspectos de la propia temperatura y también de la presión que haya.

¿Cuáles son las ventajas que tiene la instalación de una caldera de condensación?

Las calderas de condensación disponen de importantes ventajas que pasamos a comentarlas a continuación y que explican gran parte de su éxito para los usuarios.

Elevada eficiencia energética

Este tipo de calderas de condensación son las calderas a gas que tienen una mayor eficiencia, todo ello gracias a su peculiar funcionamiento, el cuál logra una serie de rendimientos próximos al 100% sobre el poder calorífico superior, donde se incluye el poder calorífico que aporta la condensación. Esto es muy importante tenerlo claro. 

En este sentido, hay que recordar que en el pasado, cuando se analizaba el rendimiento de la caldera dependiendo de su poder calorífico existente en su interior, los rendimientos que llegaban a alcanzarse eran de un 115%, en la actualidad este es un sistema para realizar las mediciones que ya no se usa en el sector.  Esta clase de eficiencia es obtenida con la recuperación que realizan estos aparatos del calor latente proveniente de que se condensa el vapor de agua existente.

Ahorro en la factura del gas

Las calderas llegan a conseguir un ahorro de sobre el 25-30% en cuanto al consumo de energía al compararse con las calderas que trabajan sin este tipo de tecnología. Todo ello se va a traducir de forma directa en un ahorro a nivel económico importante de la factura del gas mensualmente, por lo que la inversión a la hora de comprar la caldera es posible amortizarla en escasos meses.

Reducción de las emisiones contaminantes

Es un hecho que la energía que se recupera en la condensación posibilita que la caldera trabaje a reducidas temperaturas, lo que mejora la eficiencia y limita la emisión de gases contaminantes.

Las calderas de condensación en muchas ocasiones pueden llegar a reducir  hasta en un 70% las emisiones de óxido de nitrógeno y también de dióxido de carbono, por lo que, si en nuestro país se produce una sustitución progresiva de las calderas de mayor antigüedad por las de condensación, seguro que se reducirían las emisiones de gases que terminan provocando el denominado efecto invernadero.

Esto haría que a la vez se evitarán los efectos nocivos para la atmósfera y también para la salud, como sucede con el smog fotoquímico.

Se dice y con mucha razón, que los avances tecnológicos en materia de condensación son una aportación tecnológica que lo que busca es ayudar a que el planeta sea más duradero y sostenible.

Más regulación dependiendo de la demanda

En las calderas de tipo convencional la temperatura del humo y del agua en la caldera debe encontrarse más alta que la temperatura de rocío de los gases, lo que termina impidiendo que se puedan ajustar con eficacia a las oscilaciones de la demanda.

Si vamos a las calderas de condensación, lo que sucede es que se van adaptando a las necesidades según lo que precise el equipo. La potencia mínima es muy baja, por lo que funcionan sin paradas y se obtiene un ahorro importante.

Funcionamiento más silencioso

Las calderas de condensación realizan su funcionamiento sin necesidad de paradas, lo que evita que se produzca el sonido continuo de encenderse y apagarse. No olvidemos que el ventilador que se ocupa de inyectar la mezcla de aire y gas va modulándose, por lo que se termina adaptando al nivel de combustible que se queme.

Después de todo lo que hemos comentado sobre las calderas de condensación, parece claro que apostar por ellas es, por muchas razones, una opción de lo más interesante a tener en cuenta en la situación actual y de cara a un futuro de mayor sostenibilidad.

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